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Unción sagrada
En las eternas tertulias de los cofrades, entre tanto humo de velas e incienso que cantó el poeta, a veces salen asuntos de transcendencia.
A los que nos preocupa la pérdida de esencia en nuestro mundo cofrade, el olvido de los «porqués» de lo que hacemos (igual aquí como en tantos otros órdenes de la vida…), la banalidad en la que todo cae hoy día, buscamos, acaso con torpeza y limitaciones, que es lo que está fallando.
El hacer las cosas porque si, vacía de alma lo que debe ser un sentir profundo. Así terminamos disfrazándonos de nazarenos en vez de revestirnos de nuestra túnica, o acudiendo a (según qué) Cultos para “ver y ser vistos”. Miras atrás en los siglos, lees lo más que puedes sobre esto que te interesa y tratas de aprehender esa esencia que denunciamos que se va como el agua de un reguero tras la lluvia.
Se hablaba en una de esas tertulias que me gustan porque no tratan en exclusiva de como toca tal banda o como rachea el paso de tal cuadrilla, de la «unción sagrada», eso que en la imaginería del Barroco dorado se encontraba hasta en un angelote de altar menor y hoy día hay que buscar muchas veces, cual «Diógenes cofrade», con insistencia, y cuesta encontrar….salvo honrosas excepciones (por ello ilustro esto con esta última pintura de Isabel Sola).
Esa unción sagrada, ese sensación espiritual que transmite aquello que se crea para culto divino (no lo olvidemos), creo que debe empapar todo ámbito cofrade, no solo en el escultórico: en el altar efímero que se monta, en el sentir que pone una cuadrilla en una chicotá (en forma, tiempo y medida…), en las palabras que un Hermano Mayor dirige a sus Hermanos…y eso solo puede nacer desde la creencia, el conocimiento, y el amor a nuestra tradición cofrade. Hagamos un esfuerzo por lo que queremos, que, como escribió Montesinos, se siga notando en la sangre.
Retorno a la esencia
Pasó otra Semana Santa dejando sus huellas, buenas y no tanto, sus recuerdos y recreaciones de tiempos que pasaron y se añoran, de nuevos aciertos por madurar, de novedades por olvidar. Pasó y en el almanaque del sevillano cofrade, unas vivencias, unos lugares, unas sensaciones siempre repetidos pero siempre distintos, nos llevan a elucubrar como nos gustaría que fuera lo que el tiempo, irremediablemente, cambia.
Aunque el sentido del espectáculo sigue ganando terreno y pasando factura, todavía la Semana Grande sigue dejando un poso de sabiduría y belleza si sabemos buscarlo, si nos empeñamos en encontrarlo.
Si algunos postulan (y me uno a ello, antes de que sea tarde) que la Semana Santa debiera ser declarada Patrimonio de la Humanidad, jornadas como la del Viernes Santo, momentos íntimos de palios por calles imposibles mientras la masa busca el “tarari-tararí“ de tópicos costaleriles, detalles de originalidad y elegancia que marcna distancias, como el atavío de la Virgen del Socorro, son reflejo de un mundo vivo, refugio del espíritu de siglos de saber hacer las cosas, mística popular para paladear suavemente y sin prisas.
¿Hacia dónde vamos? Muchos a la deriva de meros cascarones de humo de incienso que olvidan que la Estación de Penitencia al señor que nos aguarda en la Catedral es el fin no último, sino casi único, que debe perseguir una Cofradía en la calle, dando primacía a todo lo demás; que confunden un transitar elegante con un andar interminable (la jornada del Domingo Ramos demostró que sobran horas en la calle, y que ello no desluce los cortejos); que olvidan que en la variedad está el gusto, copiando lo que no tiene igual. Muchos, en mi opinión, mantienen ese poso heredado, como cantó Rafael Montesinos, que nos maravilla hasta en la forma de ponerse un nazareno un antifaz.
¿Continuará el tema perdiendo esencia o conseguiremos navegar y reflotar, aunque sea contracorriente? Depende, como tantas cosas, de lo que seamos capaces de transmitir a nuestros hijos y/o discípulos. Tuve la suerte de conversar con el ya fallecido desgraciadamente, Diego Naranjo, cofrade adelantado y clarividente, ajeno a modas y concesiones espurias, cuando era Hermano Mayor de Santa Marta, una tarde de Viernes de Dolores con cofradías por S. Andrés; me dijo «mi máxima preocupación como cofrade es no saber transmitir a mis hijos la manera en la que yo siento y vivo la Semana Santa», y ahí está la tecla que mantiene la armonía de esta sonata. Ese esfuerzo, a los que amamos esto, es lo único que puede salvar que esta demostración de Fé se descafeíne y acabe siendo algo vano. Aprovechemos ese tiempo sin tiempo de los niños para legarles algo auténtico. Volvamos a la esencia.
La Semana Santa en la distancia
27/05/2015
Es un tópico cierto que a los cofrades nos gusta hablar de Semana Santa en cualquier época del año, como de todo lo que se vive con pasión. La distancia de los meses y las calores plomizas de nuestra tierra son más proclives a la reflexión. Como pequeño aporte a tantos rios de tinta vertidos sobre la pasada «Semana Mayor» (término más aseptico y politicamente correcto al despojar a la celebración del caracter religioso y dejarlo en mera fiesta), destacaría, como la mayoría, el punto de inflexión que ha marcado.
No soy original en esto, pero si creo reflexiono desde un punto de vista cada vez menos tratado: el espiritual. Todo es cíclico, lo que sube baja, y el esplendor se vuelca en cenizas con el paso de los tiempos y la pérdida de la esencia de lo que es único. Anuncian que la Semana Santa genera 1000 millones de euros en Andalucía, y eso nos preocupa a los «bohemios» cofrades, esos que todavía buscan, y encuentran, un espacio de reflexión y de encuentro con lo divino, de recuerdo de lo que sacrificó aquel Buen Pastor de Galilea por un ideal de amor, de ayuda al prójimo, pues parece que solo la cuantificación tiene valor hoy día: cuanto dinero, cuantos nazarenos, cuantas horas en la calle….Nos preocupa porque sabemos que es el último, o primer (según nuestra escala de valores), fundamento por el que subsiste la celebración pasionística entre la sociedad general no creyente….no por ser una manifestación religioso-cultural única, profunda, con raices de siglos, detrás de la cual hay una labor de culto público, de caridad con el necesitado (bien entendida y silenciosa), de formación humana en valores y de Fe…por que deja dinero y eso cierra bocas del martillo secular que pretende poner el cierre cada vez que miramos para otro lado.
El espectáculo se impone a marchas forzadas y la escenificación triunfa sobre el contenido cada vez más, por ello se han dado los problemas de retrasos, divergencias de criterio irreconciliables sobre horarios, desencuentros…pero aun nos queda esperanza, cuando escuchamos tantas reflexiones que apuntan a que hay que volver a la esencia y al fundamento de nuestras Hermandades y Cofradías, a no vendernos por satisfacer a un publico que lo mismo le da ver una procesión que un partido de futbol, si es lo que toca, a volver a la racionalidad de para lo que se creo todo esto, a la autenticidad. Eso nos salva, ese es el supremo valor de la Semana Santa.
Rosario de Triana
05/12/2014
Hace ya más de un mes, pero si el mercantilismo pseudo-navideño puede usurpar Noviembre arrollando el tiempo de las tradiciones en pos del consumismo salvaje, bien puedo tomar prestado este incipiente Diciembre para recordar aquella madrugá y alborada de Todos los Santos, cuando Ella, uniendo dos orillas, bendiciendo un puente, con su mirada baja y su dolor de Madre, trajo a sus hijos de Monte Sión hasta el viejo arrabal trianero.
Fue uno de esos días que deberían abundar más, cuando la estética trasciende a lo profundo de las almas, cuando la devoción es cauce de Fe. Fue Rosario de Triana, navegando por el rio convertido en loriga por el frio del amanecer de esa víspera del Mes de difuntos. Fue calle Feria y San Jacinto, alegría y elegancia, siglos de historia guiados hacia una Estrella que es timón del Domingo de Ramos. Fue…uno de esos días en los que la Hermandad se vuelca en una cofradía de ocres y celestes de un amanecer de emociones, recuerdos y reflexiones que trascienden el alma de un cofrade a poco que se pare va escuchar su corazón…y que deberían abundar más.
Octubre del Rosario
06/10/2014
La luz del otoño ya declina por la Plaza de los Carros y se esconde en su hoyuelo, apacible, luminoso, maternal…pasan los siglos y los hombres por sus manos miles de veces besadas, por la plata y el tisú que la corona y engalana. Ante ella pasan nuestros padres y nuestros hijos, ante ella reposan, en una cadena de cariño y amor familiar que no debe interrumpirse; ante ella compareceremos nosotros el «día de las alabanzas», y ella no nos juzgará, no, sino que intercederá por nosotros, por todos nosotros, como madre y maestra ecuánime y justa que finalmente se deja llevar por el amor a sus hijos y todo lo perdona, sin rencores ni rencillas… ante el mayor de ellos, ante Aquel que sudo sangre por todos nosotros.
Ese día la veremos como nunca la hubiéramos imaginado, sobre el Sol y la Luna, sobre hombres y bestias…pero siempre madre sencilla y misericordiosa. Mientras, su reflejo se queda en los más profundo de la calle Feria, en la casa de sus hijos más cercanos, con sus virtudes y sus defectos, pero hijos al fin y al cabo…iguales para Ella…queridos para Ella.
Agustín Hepburn: in memoriam
15/03/2014
Diez años ya de la trágica muerte del malogrado Agustín Hepburn: por cierto, pregonero del Rosario y de la Navidad en mi Hermandad de Monte Sión. Los amigos de Artesacro fueron de los pocos en recordarlo, propio de esta ciudad que, cual Saturno, devora a sus hijos más loados, y que de Agustín apenas dejó las migajas de su recuerdo. Recupero ahora una carta que me publicaron en ABC con ocasión de su fallecimiento. Descanse en Paz y tenga merecida Gloria:
«La vida es injusta y, en ocasiones, cruel: pero la vida no es más que lo que los seres humanos queremos que sea. Antes de ayer, muy de mañana, leía la triste noticia de la muerte de Agustín Hepburn, y mi corazón de se encogió ante el suceso (y sus dramáticas circunstancias), como el de muchos cofrades de Sevilla.
Una sociedad entra en decadencia no sólo por la pérdida de poder económico o político, sino también, y sobre todo, por la pérdida de valores y, por consiguiente, de capacidad de apreciación de la realidad y de las personas por lo que son y no por lo que queremos que sean. Agustín no encajaba en los esquemas de esta sociedad de la comunicación, cada vez más incomunicada; su verbo florido y sus maneras hubieran, como indicaba Carlos Colón en su columna, hecho las delicias del público de los años 50, pero hoy no estaba “a la moda”, hoy “no vende”.
Pocos supimos ver bajo la superficie al trabajador incansable, al enamorado de su ciudad y sus tradiciones, con un respeto por todo y por todos que nosotros no supimos corresponder. Igual trataba a la Macarena o la Esperanza de Triana que a la más humilde hermandad de Gloria: con respeto, cariño y admiración, algo que no “cotiza” en los presupuestos millonarios de los medios de comunicación que tanto gastan en podredumbre humana.
Lo recuerdo con sus niñas disfrutando, y a la vez trabajando, en la noche sevillana de Abril con el Cristo de la Corona adentrándose en Santa Cruz; le vi por última vez con su traje oscuro, algo ajado por las incontables horas en la calle pero impecable en su compostura, en la mañana del Sábado Santo cuando mi Virgen del Rosario subía Argote Molina y la ciudad aún descansaba. Siempre en los lugares cofrades más recónditos, siempre incansable. Que Ella le de la Gloria en el Cielo que los hombres le negamos en la Tierra. Descanse en Paz
El legado
27/02/2014
El triunfo auténtico, el pasar por la historia y dejar algo de uno, es que todo ese acervo de creencias, pasiones, obras y sentimientos que llevamos con nosotros y guian nuestro destino dejen un rastro en la tierra cuando ya no estemos. La vida nos condiciona y no todos pasaremos a los libros…de hecho apenas una minoría, pero para las personas normales si no en la historia si podemos dejar esa impronta en los niños, hijos, sobrinos, alumnos…que la continuarán, enriquecerán y volverán a pasar el testigo…si sabemos hacerlo y los hados nos son propìcios. Para quien escribe, esto es un anhelo siempre latente, y, como ya dije, las cofradías, su idiosincracia, esencia, Fe, señas de identidad de esta ciudad, ejemplo de lo mejor, y en ocasiones (seamos sinceros) de malos ejemplos, es una de esas realidades que me gustaría saber transmitir.
De un tiempo a esta parte, contra vientos económicos y mareas de ignorancia, un proyecto, Engranajes Culturales (http://www.engranajesculturales.com/), se está instalando en la ciudad, modernizando la perspectiva cultural, encantando, apasionando al público con sus planteamientos originales sobre historias añejas…todo un placer para los que tenemos el gusto de disfrutarlos. Para esta Cuaresma que llama a las puertas han preparado un «plato» ideal para los niños y para todos los paladares (religiosos, antropológicos o simplemente culturales): una oportunidad única de transmitir nuestro legado. Sepamos aprovecharlo.
Gotas de cera
12/02/2014
Si… a pesar de temporales, de oscuridades y vanalidades…se acerca el tiempo sagrado, nos alcanza irremediable y gloriosamente a cofrades y a escepticos,a todos. Los amigos de Oclisé (revista digital recomendable cien por cien) lo retratan desde la simpleza exegética de unas gotas de cera nueva sobre el antiguo adoquinado. Pasará la oscuridad de estos días, las sombras que nos atenazan el alma, y dejaremos los problemas a un lado cuando, parafraseando al poeta…por la luz de oro de Marzo… llegue Jesus Nazareno. Buena Cuaresma.