Archivos Mensuales: agosto 2017
Sólo quiero caminar…
No corren buenos tiempos para el Camino de Santiago, no nos engañemos. Los que llevamos algunos años en esto, y le tenemos cierto aprecio y sentimos su espíritu aunque no sepamos aun, como el amor verdadero, comprenderlo, sabemos que las cifras que tanto gustan a las Administraciones Públicas y cabeceras de las noticias no son sinónimo de peregrinos predispuestos a la magia de la senda jacobea, a aprenden y sentir, a disfrutarlo como un buen café en invierno…sorbo a sorbo y sin prisas.
El turismo gana la partida sobre la cultura y la espiritualidad, poco a poco, con la connivencia o pasividad de muchos que presumen de defenderlo…hay que conseguir que cada año las cifras vayan a más…es lo único que responde al sentido del «éxito» de nuestra sociedad de consumo palomitero, de mercaderes en el templo.
Llegaba un familiar este fin de semana a Compostela, al que había «preparado» transmitiéndole los pocos o muchos conocimientos jacobeos, mi sentir por el Camino, y le llamaba la atención las colas para abrazar al Santo, y la soledad de la cripta…muy sintomático todo. Se «inventan» (literalmente) nuevos caminos para satisfacer el hambre atávico de desarrollo económico de esta tierra nuestra, y se ignoran o ponen zancadillas a quienes luchan por recuperar lo perdido, y no digamos por mantener lo que hay, cada día más «desgastado».
Soplan vientos turbios que nublan el horizonte de los peregrinos…porque sigue habiéndolos a pesar de todo, en las sirgas más recónditas y en medio de las mareas de turistas…los reconoces por la mirada limpia, el respeto y generosidad, la calma y la expectación ante lo que ve y siente…son quizás los últimos apaches viendo llegar el ferrocarril, pero guerreros al fin y al cabo, que se resistirán con uñas y dientes. Y su ejemplo perdurará mientras Santiago quiera y hará resurgir, como el grano de esa paja impostada por vendedores de humo que hoy se enseñorean, el Camino siempre. Porque lo que se nace por moda tiene siempre los días contados, pasa como el viento, pero la peregrinación tiene mil doscientos años…no creo que sea por moda.