Cuando el destino nos alcance
Cuando en la primavera del 2020 surgió aquella pandemia, de la que hoy el olvidadizo y poco atento ser humano apenas ni se acuerda (salvo por las ocasionales, y sesgadas, estadísticas públicas de los telediarios), nada nos hacía pensar, presos de miedo en nuestros espacios de confort, que solo era el inicio de un siroco que aún hoy nos arrasa sin compasión.
Acostumbrados a que las desgracias que veiamos en la TV sucedían solo tras las murallas (creiamos) infranqueables de Occidente, no estabamos preparados…y seguimos sin estarlo. A la enfermedad siguió una guerra de otro tiempo (conquistas para el «imperio» postsoviético,,,¿creiamos que había desaparecido?), el planeta diciendo «hasta aquí llegué, desagradecidos», la escasez de materias primas, la escalada brutal de los precios de la energía, la plutocracia de los grandes emporios como forma de gobierno mundial…
El COVID fue, visto hoy, solo un prolegómeno..que costó millones de vidas (quizás pensaron los Hados que así aprederíamos), pero en cuya «solución» al final nuevamente triunfaron los parámetros económicos: gran número de la población mundial sigue sin estar vacunada…la parte más pobre, claro. La «parada» obligatoria del confinamiento vino bien a la Tierra, pero quedó en simple anecdota de patos andando por las avenidas, en lugar de hacernos recapacitar sobre los ritmos de vida y su equilibrio con la Naturaleza.
Luego un «que viene el lobo ruso» que no creiamos por anacrónico, se convirtió en lluvia de hierro y fuego sobre Ucrania: miles de desplazados en plena Europa, guerra de invasión y tierra quemada…los que vivimos el conflicto balcanico de los años 90 volvimos a recrear una de las páginas mas triste de la historia moderna. Europa contestó con «guerra económica» y embargos, cuyos resultados positivos desconocemos, pues, a día de hoy, solo han traido más pobreza, carencias y escalada de precios, mientras la «Gran Rusia» sigue haciendo negocio con paises menos escrupulosos con la vida humana. Hasta cuando aguantará la UE está por ver…el dinero es el dinero, y la opinión publica ve las bombas caer sobre Zaporiyia cada vez con más distancia informativa.

A todo esto en la India se registran temperaturas de 50º allá por el mes de Abril, y nos olvidamos del «efecto mariposa» hasta que nos llega un Julio a Europa con las mismas condiciones extremas. Ya hasta las corrientes de aire han sido modificadas por el ser humano, y eso trae vientos del Sahara de manera habitual a medio continente. Solución: bajemos los termostatos en invierno y subámoslos en verano …más que nada porque nos cuesta dinero, porque el planeta aguantará, esperamos. Desde hace décadas las ONG´s (cuatro hippies…)postulaban un uso racional de la energia, mientras las grades superficies ponían los aires acondicionados a 18º, que te hacían pasar frio en verano…ahora la hormiga debe sufrir como la cigarra, y de fondo los políticos prometen bajar los impuestos, que debe ser lo peor que ha inventado el hombre, pues con ellos se pagan las infraestructuras públicas médicas, de enseñanza, de comunicación….total, si el «libre sistema» proveerá.
Y sobre todo este panorama se enseñorea el poder de las grandes corporaciones, en especial las bancarias y energéticas. Sus intereses deben ser los de la «comunidad internacional» (ese es el mensaje), y los Gobiernos democráticos se pliegan a ello con mayor o menor sutileza, mientras el ciudadano permanece atónito, o distraido con Telecinco.
En esta oscuridad, cuando el destino, como en la película de Fleischer, parece alcanzarnos, solo nos queda vaciar el cargador hasta la última bala. Aún queda gente concienciada de que solo tenemos un planeta, y otros, auque solo sea por miedo, se van uniendo. Aún queda quien vacia sus roperos para compartir con quien lo ha perdido todo, o coge su coche y se planta en la frontera de la guerra para ayudar. Aún queda quien no mira la ideología sino quien hace mal al prójimo y quien busca la mejora de la Humanidad. Aún nos queda la Esperanza.
Publicado el 25 agosto, 2022 en Vida. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.
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