Rosario de Triana
05/12/2014
Hace ya más de un mes, pero si el mercantilismo pseudo-navideño puede usurpar Noviembre arrollando el tiempo de las tradiciones en pos del consumismo salvaje, bien puedo tomar prestado este incipiente Diciembre para recordar aquella madrugá y alborada de Todos los Santos, cuando Ella, uniendo dos orillas, bendiciendo un puente, con su mirada baja y su dolor de Madre, trajo a sus hijos de Monte Sión hasta el viejo arrabal trianero.
Fue uno de esos días que deberían abundar más, cuando la estética trasciende a lo profundo de las almas, cuando la devoción es cauce de Fe. Fue Rosario de Triana, navegando por el rio convertido en loriga por el frio del amanecer de esa víspera del Mes de difuntos. Fue calle Feria y San Jacinto, alegría y elegancia, siglos de historia guiados hacia una Estrella que es timón del Domingo de Ramos. Fue…uno de esos días en los que la Hermandad se vuelca en una cofradía de ocres y celestes de un amanecer de emociones, recuerdos y reflexiones que trascienden el alma de un cofrade a poco que se pare va escuchar su corazón…y que deberían abundar más.
Publicado el 17 febrero, 2016 en Cofradías. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.
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