Octubre del Rosario
06/10/2014
La luz del otoño ya declina por la Plaza de los Carros y se esconde en su hoyuelo, apacible, luminoso, maternal…pasan los siglos y los hombres por sus manos miles de veces besadas, por la plata y el tisú que la corona y engalana. Ante ella pasan nuestros padres y nuestros hijos, ante ella reposan, en una cadena de cariño y amor familiar que no debe interrumpirse; ante ella compareceremos nosotros el «día de las alabanzas», y ella no nos juzgará, no, sino que intercederá por nosotros, por todos nosotros, como madre y maestra ecuánime y justa que finalmente se deja llevar por el amor a sus hijos y todo lo perdona, sin rencores ni rencillas… ante el mayor de ellos, ante Aquel que sudo sangre por todos nosotros.
Ese día la veremos como nunca la hubiéramos imaginado, sobre el Sol y la Luna, sobre hombres y bestias…pero siempre madre sencilla y misericordiosa. Mientras, su reflejo se queda en los más profundo de la calle Feria, en la casa de sus hijos más cercanos, con sus virtudes y sus defectos, pero hijos al fin y al cabo…iguales para Ella…queridos para Ella.
Publicado el 15 febrero, 2016 en Cofradías. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.
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