Santiago politicamente incorrecto
Pues si…suena fatal ¿verdad? Pues mañana es la festividad más «políticamente incorrecta» de nuestro Apostol Santiago: el Dia de la Aparición o de la Batalla de Clavijo. Los abusos nobiliarios que del famoso «voto de Santiago» se hicieron casi desde su inicio, y que remató la dictadura franquista, unido al buenismo de nuestros tiempos que trata de «suavizar» (y tapar…a veces incluso con flores…mientras el telediario nos ofrece los bombardeos en Siria) cualquier visicitud histórica de índole bélica entre culturas contrapuestas muchas veces en el devenir de la historia, hacen que mañana sea una festividad relegada a ambitos poco «populares».
El Santiago peregrino y el Santiago Caballero, o Matamoros, son dos representaciones complementarias de una misma devoción, y demostración de que la figura del santo tuvo su asiento en todo el devenir histórico de este pais, adaptándose a las necesidades de cada tiempo. Lo escribí hace tiempo para la revista «Peregrino»; el Santiago guerrero que mañana se recuerda, fue fruto de la necesidad de una época de aunar esfuerzos en torno al casi único simbolo que podía unificar voluntades en una peninsula ibérica fragmentada (como siempre) en reinos e intereses. Fuera de eso contexto, como gustan de interpretar sectores pseudo-modernos de la sociedad, la figura es denostada hoy día, como si tuvieramos que avergonzarnos de una historia que llevó a este pais hacia unos valores y libertades que forjaron Europa…esos mismos que hoy cuestionan los organismos dirigentes europeos con sus políticas.
En Andalucía, afortunadamente, por su historia de frontera, asimilimos más esa imagen de Santiago a caballo, dando lugar a nuestro especial y particular acervo devocionario jacobeo que alcanza puntos álgidos en localidades como Aznalcazar, con sus fiestas de Santiago declaradas de interés turístico que mueven a todo un pueblo. La historia hay que asimilarla, aprender de ella y comprenderla, sacando siempre lo que de positivo nos deja. Mañana será un dia festivo para los peregrinos que saben que el Santo siempre esta presente donde se le necesita: a pie o a caballo.

El derecho a ser feliz de la oveja negra
La necesidad de valores es algo connatural a todo ser humano que asume que, en su vida como animal social que es, necesita unas directrices o referencias que encaucen su hacer o dejar de hacer y generen una convivencia digna y armoniosa con el otro.
Hoy día, la pérdida de esos valores (que pueden ser o no religiosos pero que son intrínsecos a la parte cognoscitiva del ser humano), o su sustitución por otros con pies de barro que vierte esta sociedad del consumismo y nihilista hasta la nausea, nos hace navegar por aguas turbias y carentes, las más veces, de rumbo.
Todo tiene su justa medida, y la dogmatización de esos principios, los hace inamovibles y, en muchos casos, injustos cuando ignoran la diversidad de realidades, tan variadas como la vida misma. El limite, creo, está en no hacer daño a los demás y ser respetuosos…pero a la masa eso no le basta. Surge entonces la “oveja negra”, estigmatizada y vilipendiada, la mayoría de las veces por nuevos fariseos que ocultan peores intenciones que las que censuran. De esto la Iglesia sabe un rato, y el historial de errores es numerosos…seamos críticos además de creyentes.
La llegada del Papa Francisco esta consiguiendo reformular y adaptar muchos de esos dogmas que no hacen sino más infeliz al hombre, pero claro, ello levanta ampollas en el clero más recalcitrantemente conservador que, en ocasiones, en su obcecación, ignora incluso lo que dijo aquel Buen Pastor de Galilea, y su principal divisa…que Dios es amor, por encima de todo, con todo lo que ello conlleva. A tenor de esto recuerdo una frase de Victorio de Sica aplicable a esta “indignación moral” que mueve en algunos, a la cual definió “en la mayoría de los casos, un dos por ciento de moral, un cuarenta y ocho por ciento, indignación, y un cincuenta por ciento, envidia”.

Arquitectura natural
En la historia de la humanidad, de las civilizaciones, hay hombres que alcanzan tal grado de magisterio en sus obras que, por más que se insista en el tópico de que el ser humano no deja de avanzar, marcan un grado de inflexión y perfección que ese avance, en comparación, parece inexistente.
No dejo de maravillarme cuando paso por Barcelona y contemplo sus obras. El Modernismo trajo una orden ecléctico a toda una época, en la que se aunaron modernidad y bagaje histórico, obra del hombre y de la naturaleza, recuperación y reciclaje de estilos y materiales. Gaudí, Espiau…Arquitectos (si, con mayúsculas) que crearon una forma propia de entender la realidad, aunando espacios con gusto y acogedores, de engarzar con armonía el medio natural y la obra del hombre, y de sorprender en cada diseño.
Soy “de Letras” pero creo que esa cumbre arquitectónica con un reconocimiento tan universal, desde el ciudadano menos formado hasta el más cultivado, que hace que todos nos asombremos y admiremos, no ha sido superada casi un siglo después.

Retorno a la esencia
Pasó otra Semana Santa dejando sus huellas, buenas y no tanto, sus recuerdos y recreaciones de tiempos que pasaron y se añoran, de nuevos aciertos por madurar, de novedades por olvidar. Pasó y en el almanaque del sevillano cofrade, unas vivencias, unos lugares, unas sensaciones siempre repetidos pero siempre distintos, nos llevan a elucubrar como nos gustaría que fuera lo que el tiempo, irremediablemente, cambia.
Aunque el sentido del espectáculo sigue ganando terreno y pasando factura, todavía la Semana Grande sigue dejando un poso de sabiduría y belleza si sabemos buscarlo, si nos empeñamos en encontrarlo.
Si algunos postulan (y me uno a ello, antes de que sea tarde) que la Semana Santa debiera ser declarada Patrimonio de la Humanidad, jornadas como la del Viernes Santo, momentos íntimos de palios por calles imposibles mientras la masa busca el “tarari-tararí“ de tópicos costaleriles, detalles de originalidad y elegancia que marcna distancias, como el atavío de la Virgen del Socorro, son reflejo de un mundo vivo, refugio del espíritu de siglos de saber hacer las cosas, mística popular para paladear suavemente y sin prisas.
¿Hacia dónde vamos? Muchos a la deriva de meros cascarones de humo de incienso que olvidan que la Estación de Penitencia al señor que nos aguarda en la Catedral es el fin no último, sino casi único, que debe perseguir una Cofradía en la calle, dando primacía a todo lo demás; que confunden un transitar elegante con un andar interminable (la jornada del Domingo Ramos demostró que sobran horas en la calle, y que ello no desluce los cortejos); que olvidan que en la variedad está el gusto, copiando lo que no tiene igual. Muchos, en mi opinión, mantienen ese poso heredado, como cantó Rafael Montesinos, que nos maravilla hasta en la forma de ponerse un nazareno un antifaz.
¿Continuará el tema perdiendo esencia o conseguiremos navegar y reflotar, aunque sea contracorriente? Depende, como tantas cosas, de lo que seamos capaces de transmitir a nuestros hijos y/o discípulos. Tuve la suerte de conversar con el ya fallecido desgraciadamente, Diego Naranjo, cofrade adelantado y clarividente, ajeno a modas y concesiones espurias, cuando era Hermano Mayor de Santa Marta, una tarde de Viernes de Dolores con cofradías por S. Andrés; me dijo «mi máxima preocupación como cofrade es no saber transmitir a mis hijos la manera en la que yo siento y vivo la Semana Santa», y ahí está la tecla que mantiene la armonía de esta sonata. Ese esfuerzo, a los que amamos esto, es lo único que puede salvar que esta demostración de Fé se descafeíne y acabe siendo algo vano. Aprovechemos ese tiempo sin tiempo de los niños para legarles algo auténtico. Volvamos a la esencia.

A la vera de Itálica
A veces los arboles impiden ver el bosque. La otrora todopoderosa Itálica, enseñorea aun hoy sus ruinas de pasado esplendor como máximo atractivo de Santiponce, pero, siguiendo el Camino Mozárabe a Santiago – Vía de la Plata (porque para aprehender este edificio desde el inicio, hay que acercarse a él caminando), nos encontramos con la mole, en apariencia ruinosa (gracias a una restauración inacabada que duerme el sueño de los justos), del Monasterio de S. Isidoro del Campo.
Antigua ermita en la que cuenta reposaron los restos de S. Isidoro originariamente, y que fue lugar de peregrinación en tiempos oscuros de cristianismo incipiente, atesoró también las reliquias de S. Geroncio, mártir venerable, siendo pues desde sus albores centro de atención religiosa y de poder.
Cistercienses, Jerónimos, herejes que, aunque pueda parecer paradójico, trajeron sabiduría y progreso a estas tierras, mausoleos nobiliarios, mudéjar de yeserías y azulejos inimitables, hacen de este lugar un edificio único. En sus rincones encontramos desde mensajes encriptados de historias de amor en torno a unos calamares, a biblias del oso, pinturas murales con significados contradictorios…arte inigualable.
Desamortizaciones, abandonos, políticas culturales cicateras, nos dejan solo una parte visible y compartida para el ciudadano; iniciativas como las de Engranajes Culturales (¡ loa a los valientes que apuestan por la cultura !) nos descubren su magia nocturna y hacen que vuelva a resonar la música entre sus muros, devolviéndole su alma. Peregrinos plateros pasan por él asombrados unos, los que se detienen sin premuras, ignorantes otros, los que llevan prisa por sumar km en su credencial. Tan cerca y tan desconocido. Detén tus pasos, tómate tu tiempo para descubrirlo…

Cuna de Occidente
Reconozco que era un sueño casi de la infancia. Desde mi primer contacto con la Odisea, en uno de esos libros ilustrados de la niñez que me indujo a adentrarme en el mundo mitológico (apoyado, todo hay que decirlo, por ese «Ulises XXXI», de cuando las series de dibujos animados eran algo más que meras chorradas de consumo como la inmensa mayoría de las de ahora…), pasando por la lectura de «Dioses, tumbas y sabios», de C.W. Ceram, que me regaló mi padre, la fascinación por la Hélade no hizo sino crecer.
Frustrados intentos de viajes, como a Odiseo, me impedían una y otra vez llegar…pero a pesar de los hados de las vicisitudes de la vida, por fin puse pie en tierra greca. Tratando de alejarnos lo más posible de experiencias turísticas de sol y playa, pisar el promontorio micénico donde Schliemann halló el tesoro de Atreo fue un momento de emoción intensa grabado a fuego en el alma, pues representaba la consecución de un sueño. Estar en el ombligo del mundo antiguo, donde las águilas de Zeus se cruzaron, no te deja indiferente…la mística de Meteora.
Y además su naturaleza, la hospitalidad de los griegos, su rica gastronomía, el poso de civilizaciones y luchas que nos legaron la base de una cultura que nos hace civilizados. El griego, orgulloso de su pasado a pesar de los vapuleos del presente, te enriquece a cada paso. Quedan pendientes muchos rincones, muchas islas, cada una con su historia, paisaje, vicisitudes propias. Queda regresar a esa Itaca, como buen viajero.

Por selvas primitivas

La última selva de Europa queda a unas horas de aquí…si, tal como leéis. Bosques de helechos tan grandes como un hombre, donde la luz apenas atraviesa la frondosidad de su arboles, con rododendros de flores que parecen modeladas. Una maravilla que debe ser protegida por encima de intereses de falsa modernidad, un legado del Terciario que hace las delicias de cualquier senderista concienciado del tesoro que es la Naturaleza.
Son Los Alcornocales en sus estribaciones más sureñas, donde el mar lame sus bosques y Roma plantó sus reales en busca de la riqueza pesquera de sus atunes. Bosques que encierran tumbas de culturas turdetanas y fenicias, antiguas pinturas que perpetuaron a los primeros navegantes que arribaron a Tartessos…lo dicho, una joya a disfrutar, pero sobretodo a proteger. No os lo perdáis.
Como matar la creatividad
11/09/2015
Esta sociedad tiene dos grandes problemas, la educación y el dinero…o más bien lo tiene toda la Humanidad en su devenir histórico, siendo razón de todos sus males. Disfrutamos, a nivel mundial, de Canción de Hielo y Fuego y de su versión de la HBO como locos, yo el primero. Los que conocen a su creador saben que nunca se distinguió por las prisas, lo cual veo muy bien, pues el arte, como los sueños, «se hacen a mano y sin permiso» (Silvio Rodríguez).
El éxito ha generado dinero a mansalva, algo también lógico y justo cuando se valora algo creativo…más en este mundo que tiene criterios tan pobres para dar valor a algo (lease periodismo amarillo o futbol hasta en la sopa, como si fuera lo más trascendental que nos pasa…pero ese es otro tema). Pero en cuanto algo produce dinero, parace que hay que explotarlo rápido, veloz y sin miramientos. Veo las temporadas de Juego de Tronos cuando las emiten en abierto, y leo los libros cuando Martin los termina…y disfruto con la espera, saboreando lo visto o leido, o dedicando el tiempo libre a otras pasiones…la gente te pregunta ¿como puedes esperar? porque, a este mundo actual le corre prisa todo…será aquello de vivir deprisa y dejar un cadaver bonito. Rezo porque G.R.R. Martin no se rinda a este ritmo de locos que nos embiste por todos lados, porque otras «gallinas» se mataron antes por no esperar a que diera sus frutos cuando el tiempo lo cree oportuno y maduran. Valar Morgulis.

Piedras plateras
03/09/2015
…y volvimos al Camino. Se hace larga la espera, como la de todo lo que vale la pena, pero profundo el disfrute. ¿Quien dijo que Extremadura era seca? Páramos verdes como si de Galicia se tratara, puentes de piedra que salvan caudales generosos de rios jerteños…y lluvias que nos sorprendieron haciendo de la primavera un otoño tardio.
Buenos peregrinos, de los que no tienen prisa porque saben a donde van, lo que les espera, y disfrutan de una charla ante una copa de vino, de un atardecer en una ermita, en lo profundo de Bejar, donde el tiempo se escondió bajo soportales de piedra y quedó dormido. Y Fuenterroble de Salvatierra…el corazón espiritual de la Plata…si no existiera habría que imaginarlo, porque el peregrino necesita de esos lugares a los que el alma se agarra. Ya en lontanaza Salamanca, Roma de Occidente, majestuosa y vetusta, más hospitalaria de lo que es normal para las grandes ciudades. Aquí paramos, regresamos alegres aunque obligadamente al hogar…para cuando el regreso?

El mejor contrabandista
09/07/2015
En el imaginario colectivo de mi infancia hay un personaje que relumbra más que el sol, como diría el refrán…Han Solo. De los personajes encarnados por Harrison Ford, muchos han dejado su huella, quizás la más profunda la marcada por Indiana Jones, por vicisitudes de la vida, pero aquel contrabandista, chuflilla pero valiente, bromista pero con ideales, nos dejó marcados como ese galáctico Corto Maltese que a muchos nos hubiera gustado soñar ser a esa edad en que la fantasía y la realidad se confunden todavía.
Todopoderosa Disney se ha hecho con los derechos de Star Wars (¡George Lucas, por qué nos abandonaste!) lo cual da garantía de continuidad a la saga…pero no sabemos a que coste. Es por ello que cuando salta la noticia de que se va a hacer una película exclusiva sobre el personaje, nos aborda un sentimiento agridulce: las ganas de revivir y visionar como llegó a hacerse contrabandista, que heridas guardaba en el alma que le dieron ese aire cínico, solo en apariencia, como llegó a ser dueño de la “mejor nave de la Galaxia…”. Confiemos en que los guionistas buenos (alguno queda) consigan hacer de este proyecto algo más que un divertimento palomitero políticamente correcto, como nos tiene acostumbrado Disney en la mayoría de los casos (honrosas excepciones hay, pero es la principal fábrica de pensamiento único en nuestros niños… ¡que miedo!). Ya veremos…que la Fuerza los acompañe.
