De la Jurdana a la Hiedra
25/02/2014
Aquí eché mis dientes como senderista y montañero, hace ya dieciocho años (parecen muchos…pero ya iba tarde…caminante viejo), y es por ello, y otras cosas que para mi guardo, que le tengo un cariño especial a esta Sierra Norte de Sevilla. La visita al jardín botánico de El Robledo fue el primer encuentro con las raices de esta mi naturaleza.
Constantina es de mis pueblos preferidos, pero nunca había caminado por sus senderos, así que este pasado domingo nos animamos a descubrirla. Y saliéndonos (sin proponernoslo) del sendero establecido descubrimos, entre la Jurdana y la Hiedra, dos antiguos e históricos caminos olvidados y (en parte) abandonados a su suerte, pasando por el Chorrillo, el palacete tibetano de un viejo nazi que quiso enmendar su triste vida y amargo pasado dejándolo en legado a las Jerónimas, que ahora endulzan con sus rezos la ignonimia del hombre; los robles melojos que techan un sendero bordeado de hiedras, encinas y durillos; el agua desbordada de arroyuelos cantarines; las ruinas románticas de la Ermita de la Hiedra, destruida por la ignorancia de unos hombres que erraron en el enemigo a combatir (¡Ay, si esas fuerzas se hubieran empleado contra los golpistas del 36!), y, en fin, una jornada de convivencia con la Naturaleza, que siempre sana el alma y el cuerpo.
Publicado el 6 febrero, 2016 en Naturaleza. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.
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