La sonrisa del Santo
En las postrimerías del año más oscuro, en la ciudad de las estrellas, un martillo de plata retumbará en el mundo deshaciendo un muro de piedra y desdichas, de argamasa y tristezas, de frustraciones y sinsabores…es el amor de Dios quien lo derrumba.
Lo empuñará el Arzobispo, pero lo impulsará la fuerza de la Fe de los peregrinos. Bien lo sabe el Señor Santiago, que ya sonríe viendo, entre el polvo que se levanta ante la Puerta que cede, las primeras botas sucias de sus peregrinos…Faltan los abrazos, pero guarda sus deseos y anhelos a buen recaudo, bajo su esclavina, como el secreto más cálido para soportar este duro invierno…por eso sonríe.

Porque por encima de pandemias y problemas, mañana los peregrinos estarán allí, estaremos todos…hasta los que ya no están…porque a Santiago se llega, antes que con las piernas, con el corazón. Estaremos en el brillo de los ojos del primer caminante que asome por el dintel sagrado que se abre de tarde en tarde, en la luz que brilla en la linterna de la Berenguela, en la Estrella de Platerías que cabalga en la fuente.
Mirad ese día al Cielo, peregrinos…no dejéis de mirar…La misma Luz que guió a los Magos de Oriente se encierra en aquella lucerna que solo se ve con los ojos del alma peregrina…mirad más lejos, más arriba: es la Luz de la Esperanza, es la Luz de Compostela… Feliz Navidad y Buen Camino.
A mi amigo Paco Tena, en este duro invierno
Publicado el 29 diciembre, 2020 en Jacobeo. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.
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