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Luz de Oriente, sombras de hoy
No corren buenos tiempos para la alianza de civilizaciones (gran proyecto fallido…hasta el día de hoy), seamos claros. La retorcida interpretación del Islam por parte de esos mal llamados “jihadistas” (la Jihad es el esfuerzo, bélico o no, por la comunidad a la que perteneces…no cortarle la cabeza a los vecinos que no piensan como tu)ha hecho olvidar siglos de sabiduría que nutrieron el mundo allá por el Medievo, que ese niño que llora en la ambulancia tras salir de los escombros de una Alepo triturada por sinrazones vierte las mismas lágrimas que tu hijo, que en nombre de Dios “creyentes” de todas las épocas y credos han cometido asesinatos…
El problema del Islam es que no tuvo un renacimiento como Europa, un discernimiento entre lo que es del Cesar y lo que es de Dios. Eso y siglos de mandatos europeos marcando fronteras de conveniencia sin atender a la historia y a las gentes que habitan esas tierras de oriente, que lo hicieran evolucionar hacia un racionalismo como el nuestro. Pero es que cuando veo que aumentan preocupantemente los ataques islamófobos en Europa, dudo de que esa racionalidad haya encontrado acomodo entre nosotros, la Europa «civilizada»,y eso me duele tanto o más, que los actos de esas bestias de banderas negras del IE.
Y la incultura…siempre el gran mal de la Humanidad…tratar a todos por lo que eres, musulmán, cristiano o judío…y no por lo que haces. Pero si se toma uno la molestia de conocer al otro, vemos que bajo la piel somos todos iguales y que las culturas son diferentes, pero no tienen porque ser enfrentadas. Solo hay que buscar los foros adecuados de tolerancia y apertura para contrastar esto que digo. A mediados de Octubre encontrarán uno en la Sierra de Aracena…allá por Almonaster, en sus jornadas universitarias donde acuden sabios de todo credo y país…y luego paseen por sus calles y comprobarán que otro mundo es posible sin más esfuerzo que el de escuchar y respetar la opinión del otro.

El sueño (espejismo) de Europa
Siempre fui ciertamente pesimista (escéptico lo llaman los políticos) con la idea de la Unión Europea. Creo que la historia (gran maestra a la que pocos atiende y de la que muchos menos aprenden), pesa mucho y, tarde o temprano, pasa a cobrar su factura a esta Humanidad que tropieza una y otra vez en los mismos errores.
La cultura y la forma de vida nos unen y también nos separa. Nos hace similares y distintos a la vez, y a veces, demasiadas veces quizás, nos enfrenta. Pero evolucioné (o me hice más tonto, visto lo visto) y creí en un Estado Europeo que superaría esto, en el que podríamos crecer como ciudadanos… hasta que llegó la crisis que tantas cosas devastó y destruyó.
Ante esa catarsis la UE (que no Europa, que es mucho más que todo esto), cerro filas para salvar la macroeconomía, que parece un ente abstracto pero que sabemos que solo encierra especulaciones en Bolsas, paraísos fiscales, intereses de las grandes empresas y Bancos… Si, la macroeconomía, esa que, según el Abogado del Estado Europeo, está en riesgo si al ciudadano se le devuelve el dinero que se le “apropiaron” (todo muy “legal”, oiga) las entidades crediticias, esas que no solo no han tenido pérdidas en todos estos años terribles sino que han seguido teniendo márgenes de beneficio más que amplios.
Una UE que sanciona a sus países por invertir en los ciudadanos (sanciones económicas que, por otro lado, harán que aumente el gasto estatal para pagarlas, ¿no?), y los obliga a aumentar los impuestos, siempre indirectos (esos que pagamos usted y yo independientemente de nuestra capacidad…IVA, combustibles…). Ante ese panorama la salida de Gran Bretaña (que nunca se sintió europea en toda su historia…lean y verán) se veía venir; nunca fui muy amante de su idiosincrasia (la flema británica y su sentimiento “imperial” nunca serán santo de mi devoción…cuestión de gustos) pero la gente de a pie, sencilla y con cierto uso de razón (que aun queda algo por ahí…) nos parecemos mucho y es fácil de comprender. Ven una UE volcada en la “macroeconomía”, que apenas tiene una política común fuera de los temas crematísticos y que, lo que es peor, no escucha al ciudadano: no olvidemos que es la Comisión Europea la que gobierna, y esta no la elegimos, y el parlamento, aunque con más poderes que en su origen, continua siendo solo un lugar con derecho al pataleo y poco más.
La consecuencia ha tardado pero ha llegado…el resultado está por ver. Si se está mejor fuera que dentro de la UE, lo dirá el tiempo y la historia, pero visto lo visto dudo de la sabiduría de nuestros políticos. Ojalá me trague este texto con el paso del tiempo, sería la señal de que la UE captó el mensaje y se replanteó su camino.

A la vera de Itálica
A veces los arboles impiden ver el bosque. La otrora todopoderosa Itálica, enseñorea aun hoy sus ruinas de pasado esplendor como máximo atractivo de Santiponce, pero, siguiendo el Camino Mozárabe a Santiago – Vía de la Plata (porque para aprehender este edificio desde el inicio, hay que acercarse a él caminando), nos encontramos con la mole, en apariencia ruinosa (gracias a una restauración inacabada que duerme el sueño de los justos), del Monasterio de S. Isidoro del Campo.
Antigua ermita en la que cuenta reposaron los restos de S. Isidoro originariamente, y que fue lugar de peregrinación en tiempos oscuros de cristianismo incipiente, atesoró también las reliquias de S. Geroncio, mártir venerable, siendo pues desde sus albores centro de atención religiosa y de poder.
Cistercienses, Jerónimos, herejes que, aunque pueda parecer paradójico, trajeron sabiduría y progreso a estas tierras, mausoleos nobiliarios, mudéjar de yeserías y azulejos inimitables, hacen de este lugar un edificio único. En sus rincones encontramos desde mensajes encriptados de historias de amor en torno a unos calamares, a biblias del oso, pinturas murales con significados contradictorios…arte inigualable.
Desamortizaciones, abandonos, políticas culturales cicateras, nos dejan solo una parte visible y compartida para el ciudadano; iniciativas como las de Engranajes Culturales (¡ loa a los valientes que apuestan por la cultura !) nos descubren su magia nocturna y hacen que vuelva a resonar la música entre sus muros, devolviéndole su alma. Peregrinos plateros pasan por él asombrados unos, los que se detienen sin premuras, ignorantes otros, los que llevan prisa por sumar km en su credencial. Tan cerca y tan desconocido. Detén tus pasos, tómate tu tiempo para descubrirlo…

Asumir la Historia
24/11/2014
Se cumplia ayer, 23 de Noviembre, 766 años de la conquista (cierto…que no reconquista) de Sevilla por Fernando III «El Santo». Ahondando en los afanes revisionistas, como comenté en la pasada entrada, que actualmente afecta a todo, mucho se ha denostado hechos como este, a la luz de una neo-visión histórica a la que se le quieren aplicar criterios sociales actuales que emborronan la realidad de los hechos que sucedieron y lo sacan de su contexto en no pocas ocasiones.
El avance de los reinos cristianos, sus campañas militares de conquista, no fueron sino fruto de los movimientos políticos expansionistas de la época a los que no era ajeno tampoco el mundo musulmán…todo ello bajo el «paraguas» religioso que tantas veces ha servido y sirve de capote para «argumentar», muchas veces, lo imposible de justificar en nombre de la Fe.
Fernando III, fue responsable de la quema de la biblioteca de Córdoba, diran sus detractores, impuso unas condiciones de rendición leoninas, y expulsó a los habitantes de las ciudades que le oponían resistencia…pero nada de esto eran comportamientos ajenos a los hombres de aquella época, indepencientemente de sus creencias.
Se tiende a idealizar épocas, modos de gobierno o incluso a seguidores de una divinidad, que, como todo en esta vida, tuvieron sus claros y oscuros. Se olvida que era el gobierno de los almohades, ortodoxos musulmanes (que podiamos caer en asimilar al Estado Islámico…si nos unieramos a esta corriente simplista histórica que denunciamos) que desde luego no eran los Reyes de Taifas de siglos pasados ni los Emires y Califas de Córdoba…momentos esos si de gran esplendor y cierta convivencia en paz (más que tolerancia…pero eso es tema para ortro día). Castilla y el cristianismo vino a ponernos en el camino de Occidente, con sus luces y sus sombras también, pero que nos alejó de ser un estado confesional, bajo probablemente el gobierno de la Sharia, con unos derechos civiles mermados en demasía. Es la Historia y sus consecuencias, que no se pueden cambiar, pero si asumir y aprender de ella.
